Conexión con la naturaleza: paseos, travesías y aventuras en kayak

EXPERIENCIA: 

Todo lo que escuchás son las remadas y los sonidos de la naturaleza. La conexión con lo que te rodea es completa. Vivir el kayak en Chubut es una oportunidad única para disfrutar con todos los sentidos, conociendo lugares especiales desde la perspectiva única de pilotear una pequeña embarcación.

Las opciones son tan variadas como la geografía de la provincia: durante una semana podés atravesar Chubut de un lado a otro navegando el río homónimo que le da nombre; desde Puerto Madryn podés navegar entre lobos marinos que saltan al lado del kayak, o darte una vuelta por el Golfo Nuevo un día de playa; podés dar un paseo por Península Valdés desde Puerto Pirámides o emprender una travesía por esta Área Natural Protegida durante tres días, entre acantilados, horizontes infinitos y fauna autóctona por donde mires; podés hacer un viaje por las fascinantes costas del Parque Interjurisdiccional Patagonia Austral y conocer dónde llegó Simón de Alcazaba en 1530; podés recorrer las frías aguas del río Arrayanes en medio de bosques el Parque Nacional Los Alerces; disfrutar de la pureza del Lago Epuyén (donde no se permite la navegación a motor); o llegar hasta el límite con Chile remando en el Lago Puelo.

En paseo o en travesía, en kayak te olvidás del ruido de los motores y regulás tu esfuerzo según tus ganas o tu capacidad. Pero más allá del esfuerzo –parte de la aventura–, con el kayak, en Chubut te hacés uno o una con la naturaleza.

EXPERIENCIA: 

Todo lo que escuchás son las remadas y los sonidos de la naturaleza. La conexión con lo que te rodea es completa. Vivir el kayak en Chubut es una oportunidad única para disfrutar con todos los sentidos, conociendo lugares especiales desde la perspectiva única de pilotear una pequeña embarcación.

Las opciones son tan variadas como la geografía de la provincia: durante una semana podés atravesar Chubut de un lado a otro navegando el río homónimo que le da nombre; desde Puerto Madryn podés navegar entre lobos marinos que saltan al lado del kayak, o darte una vuelta por el Golfo Nuevo un día de playa; podés dar un paseo por Península Valdés desde Puerto Pirámides o emprender una travesía por esta Área Natural Protegida durante tres días, entre acantilados, horizontes infinitos y fauna autóctona por donde mires; podés hacer un viaje por las fascinantes costas del Parque Interjurisdiccional Patagonia Austral y conocer dónde llegó Simón de Alcazaba en 1530; podés recorrer las frías aguas del río Arrayanes en medio de bosques el Parque Nacional Los Alerces; disfrutar de la pureza del Lago Epuyén (donde no se permite la navegación a motor); o llegar hasta el límite con Chile remando en el Lago Puelo.

En paseo o en travesía, en kayak te olvidás del ruido de los motores y regulás tu esfuerzo según tus ganas o tu capacidad. Pero más allá del esfuerzo –parte de la aventura–, con el kayak, en Chubut te hacés uno o una con la naturaleza.