
Así, tal como señala Travel Luxury Advisor, la tecnología impulsa la tarea de servicio en los hoteles, ahorrando al personal la realización de trabajos tediosos, para enfocarse en potenciar el diferencial humano.
La IA en clave de personalización
Carolyn Corda, directora general de Deloitte, señala que el lujo ya no se mide solo por los servicios, sino “por cómo se siente cada persona”. En la práctica, esto implica ir más allá de reconocer al huésped por su nombre; se trata de comprender sus preferencias, motivaciones y valores.
Los hoteles de lujo están utilizando IA para consolidar información proveniente de programas de fidelización, estadías previas y comportamientos en tiempo real, generando perfiles inteligentes a los que el personal puede acceder en todas las propiedades. (IA en hoteles: cómo optimizar la gestión y mejorar la experiencia del cliente)
Además, la automatización impulsada por inteligencia artificial también permite ajustar la iluminación, climatización y entretenimiento, aumentando la eficiencia energética y la satisfacción del huésped. Will Gilbert, cofundador de Bodhi, señala que estas herramientas liberan al personal de tareas rutinarias, permitiéndoles centrarse en la atención directa y personalizada.
Asimismo, la IA también está redefiniendo cómo los hoteles diseñan paquetes y experiencias. Más allá de la ocupación de habitaciones, los alojamientos de lujo pueden ofrecer itinerarios personalizados que combinan experiencias de bienestar, gastronomía o actividades culturales, basándose en las preferencias de cada cliente.
La tecnología al servicio del valor humano
Piers Schmidt, cofundador de Luxury Partners, enfatiza que el valor real de la IA en el lujo reside en transformar los datos en interacciones humanas significativas. En otras palabras, la tecnología potencia, pero no reemplaza el toque humano que distingue al segmento de lujo.
En la hospitalidad de lujo, la IA funciona como un habilitador: prepara el escenario para que cada interacción sea auténtica y memorable. David Todd, vicepresidente senior de White Lodging, subraya que el objetivo no es reemplazar al personal, sino trasladarlo desde tareas administrativas hacia interacciones de alto valor con los huéspedes.
El resultado es un equilibrio entre “alta tecnología” y “alto contacto”: ajustes automáticos en la suite, sugerencias personalizadas y experiencias anticipadas que hacen que cada estadía sea única, eficiente y emocionalmente satisfactoria.
